Por Juan Tomás Valenzuela
Ayer, Juan Ariel Jiménez
convidó a sus colegiados
a defendé el entramado
que les generó sus bienes.
Ariel, con los mismos genes
de su padre deshonesto,
criticaba los impuestos
que ha propuesto el presidente,
de forma absurda, incoherente
y obviamente contrapuesto.
Un Ariel muy compungido,
tapando el sol con un dedo,
hacía creer que el enredo
en que nos metió el ungido,
no era culpa del bandido
que lo engendró por placer.
Tampoco de la mujer
que lo llevaba en su vientre,
ni su antiguo presidente
ni su odioso canciller.
Olvidó el hijué Felucho,
de manera descarada,
todas las sinvergüenzadas
de la vice y su papucho.
De cómo le daban chucho,
no solo a la economía,
sino a la chapucería
de un crecimiento económico,
a más de falso, astronómico,
y hecho con bellaquería.
Ariel obvió en su discurso
que la crisis heredada
fue realmente generada
por aquel rumiante insulso,
que amañaba los concursos
para que fueran ganados,
por los dos degenerados
que a más de hermanos de sangre,
conformaban la falange
de un desfalco grado a grado.
Me dicen que Juan Ariel
habló en nombre de Medina,
de su padre, de Cristina
y todos los del cartel.
Inclusive de Leonel,
que aúnque ya no es parte de ellos,
fue el líder que puso el sello
a la forma cavernaria,
indecente, lapidaria,
de coger lo que no es de ellos.
Juan de los Palotes
14 octubre 2020